El funesto asesinato de Ruth Sayas -primera concursante del programa de TV El valor de la verdad- ha generado una insoslayable polémica sobre el papel de autorregulacion que deberían tener los medios y de como una persona al entrar a estos shows -que solo buscan ansiosamente el bendito rating- se convierte en su principal instrumento para conseguir ese objetivo. Recién los televidentes peruanos nos estamos dando cuenta de las implicancias de ir a un programa concurso, participar en un reality show, vender nuestra vida privada a cambio del poderoso caballero; porque -en caso de que no estés enterado- en los países desarrollados la actual tendencia se explota al máximo.
Citamos por ejemplo los programas American Idol, Big Brother, Survivor, Fear Factor, Bailando con las estrellas, y otros tantos que pululan -por ejemplo- en MTV. La gigante industria televisiva gira en torno a los realities. Sean de concurso, baile, convivencia, confesar verdades, etc. Son mecanismos para distraer al publico. Y andan buscando atraer a cualquier incauto necesitado de dinero o con ganas de ser famoso por efímeros quince segundos.
Últimamente en la televisión peruana -que anda sin ningún control; eso de la autorregulacion es un cuentazo- esta primando el carácter del reality. Por ejemplo tenemos a Combate, Esto es guerra, La casa de los secretos, El valor de la verdad, La casa de Magaly, El gran show, entre otros. Los ejecutivos se han convencido que es mejor comprar franquicias internacionales basadas en los realities y exprimirlas o moldearlas al gusto del televidente. Desafortunadamente, el promedio de ciudadano peruano que ve tv no cuestiona si le ponen en su pantalla procacidades . No los cuestiona.
Sin embargo, una familia disfuncional de Springfield los refuta cuando ellos abandonan su vivienda -por malas condiciones- y participan en un reality show de convivencia. Mejor ve el capitulo "Un nuevo hogar" de la serie animada Los Simpsons, que pertenece a la decimocuarta temporada. El episodio se pudo ver en Latinoamerica el 3 de agosto de 2003.
Viviendo premeditadas miserias en su nuevo hogar, por obra y gracia de los productores y creativos del reality, y para mantener pegados a los televidentes; los Simpsons se cansan de ser utilizados y deciden ponerle coto al abuso de los ejecutivos del medio con quienes han firmado. Aunque nos dejan una moraleja, la verdad es que los medios se creen omnipotentes con derecho a idiotizar mas personas, emitir imágenes morbosas y mancillar honras. De ti depende imitar el ejemplo de los Simpsons. Y apaga tu tele. Bye.
Viviendo premeditadas miserias en su nuevo hogar, por obra y gracia de los productores y creativos del reality, y para mantener pegados a los televidentes; los Simpsons se cansan de ser utilizados y deciden ponerle coto al abuso de los ejecutivos del medio con quienes han firmado. Aunque nos dejan una moraleja, la verdad es que los medios se creen omnipotentes con derecho a idiotizar mas personas, emitir imágenes morbosas y mancillar honras. De ti depende imitar el ejemplo de los Simpsons. Y apaga tu tele. Bye.
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