sábado, 4 de junio de 2016

Periodistas de corazón naranja que no les importa el narcoestado


Ad portas de las elecciones presidenciales que decidirá el próximo derrotero del país, el periodismo ha jugado un partido con distinta camiseta: naranja y distintos colores. Los jugadores del equipo naranja siguen las indicaciones de su DT, aunque más depende del exquisito incentivo que recibirán.


Hay un grupo de periodistas y analistas que emanan una aromática y palmaria simpatía por el fujimontesinismo. Ellos son Aldo Mariategui, Philip Butters, Víctor Andrés Ponce, Eugenio D'Medina, Ricardo Vasquez Kunze, Juan Jose Garrido, entre otros.

Aunque jamás saldrán del closet naranja y griten al mundo ¡¡¡soy fujimorista!!!, su opción es abiertamente delatada por sus columnas y opiniones ¿veletas del momento?. La pregunta es: si están a favor de Keiko, ¿por que le niegan su simpatía?

Estas personas repiten típicas peroratas de la ¿ideología? del fujimontesinismo como la polarización entre derecha y izquierda, rojos, chavistas, comunistas y progresistas.

Algunos más osados tratan de ponerle el mote de liberal (liberalismo económico) al fujimontesinismo. Conociendo el accionar delictivo de este "partido", ¿es correcto denominarlos como "liberales"? En absoluto. Fujimori simplemente aplicó algunas recetas del FMI como forma, pero en el fondo se baso en un grotesco y obeso populismo asistencialista. O sea, el populorum estuvo atado a la epidémica informalidad y mantenidos por un Estado que prefería someterlos en la más profunda ignorancia. Y de paso, darles una precaria educación a cuentagotas. El objetivo era claro: estas personas no deben cuestionarlos y siempre votarían por el chino. De repente, algunos los defenderán fanáticamente. El resultado lo vemos hoy. ¿Tiene algo que ver con ser liberal? No. Además, ¿una banda de marcas o narcotraficantes posee ideología? Ni cagando, ¿que es eso?, dirán.

Hablando de narcotráfico, ¿has visto como esta palabra se esta asociando reiteradamente a la candidatura de Keiko? Obviamente, tanto dinero invertido en la campaña no proviene de gente desprendida que practica la filantropía. Si no la DEA no investigaría a Joaquín Ramirez. Es preocupante la manera en que este cáncer infecta poco a poco el país y extiende sus malignos tentáculos a las instituciones publicas.

¿Caminamos por el sendero del narcoestado? Por allí vamos. ¿Cómo sería un narcoestado? Sin ir muy lejos, veamos a nuestros hermanos colombianos del norte.

Durante los 80s su influencia comenzó a roer a la autoridad. Extorsiones, secuestros, corrupción, sicariato y actos terroristas se volvieron algo normal. Miles de colombianos entre civiles, periodistas, políticos y miembros de la policía fallecieron víctimas del terror impuesto por los carteles del narcotráfico. ¿Te suena Pablo Escobar? El participo activamente. El Estado fue doblegado por el poder de la blanca. A punto de rendirse, cayeron en sus exigencias. De lo contrario, la tregua de rompía y regresaba la violencia. Recién a mediados de los 90s y con la ayuda de la inteligencia policial, se pudo contener a estas organizaciones peligrosas. Se derramo sangre, sudor y lágrimas para reducirlos.

Nos preguntamos si a los periodistas y analistas que mencionamos líneas arriba saben de la tragedia que padecieron los colombianos. Obvio, porque se supone que para conocer e informarse. Sin embargo, al coquetear con Keiko demuestran ignorancia o estupidez. Aunque en realidad es conveniencia. Lo último que pensaríamos es que reciben alguna dádiva. Imposible. No prostituyen su pensamiento, ¿verdad? Entonces, ¿por qué Aldo Mariategui se regodea criticando con abundante mofa a las personas que salieron a marchar contra Keiko? ¿Por que cierto resentido social que no vive aquí los tilda de retrasados mentales o vagos? ¿Por que defienden obstinadamente al fujimontesinismo?

Sera que esos catalogados como rojos terrucos o retardados mentales llenos de odio son manipulados por un genio izquierdista de intenciones malsanas. Nada más falso. Estas personas -incluido este blog- no son niños o robots o fantoches direccionados por alguien malévolo. Son gente con memoria y pertrechados con dignidad que hacen uso de su libertad, libertad para expresarse, libertad para protestar y libertad para detestar la corrupción y el narcotráfico. Sí, odian. Odian al narcotráfico, la violencia y la corrupción que representa Keiko y su cúpula. No olvidan que su papi Alberto desconoció el hallazgo de cocaína en el avión presidencial ni los vínculos del tío Vladi con algunos narcos y el tráfico de armas. Tampoco que hallaron 100 kilos de cocaína en un almacén de Kenji, y que la Reina del Sur mexicana relato los vínculos del fujimontesinismo con el cartel que manejaba.

Y pensar que estos mismos periodistas y analistas eran afanosos opositores opositores al chavismo que nos advertían generosamente, y con mucho corazón, de lo catastrófico que sería virar hacia esa tendencia diabólica. Oh, ¡qué preocupación tan genuina! Ahora que el narcoestado se instaurara por un triunfo de Keiko, ¿dónde están sus meticulosas advertencias sobre una eventual injerencia del narcotráfico en el poder político? Parece que les importa un comino. Si así pasara -porque pasará- automáticamente serán cómplices del flamante narcoestado. Keiko cristalizará el sueño dorado y húmedo de su tío Vladi y de Pablo Escobar: unificar el negocio ilícito de las drogas con el Estado.  Por ende, ya conociendo la real situación, no votes en blanco ni viciado. PPK nomas. Bye.

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