Entonces, ¿Qué tiene de malo si otros lo han expresado? ¿Es necesario asustarse como otros lo están?
Golpista, radical, extremista y rebelde. Así con una sarta de adjetivos calificativos se han referido ínclitos admiradores del neoliberalismo como autoridades, políticos y periodistas sobre la reciente actitud del presidente regional de Cajamarca Gregorio Santos de vacar al presidente Humala por no cumplir sus promesas.
Mejor checamos el video de sus declaraciones:
Decir que cuando un presidente no cumple sus promesas o compromisos resulta en ser sacado del poder, objetó el orden legal del fujimontesinismo y citar ejemplos históricos como los sucedidos en Ecuador no es atenuante para ser denunciado e ir a una prisión. Sin embargo, para los defensores del status quo actual es una afrenta que alguien critique el sistema neoliberal. Razonan así: "Este agitador extremista azuza y despierta a la población para sacar a nuestro querido presidente que mantiene la política neoliberal que nos beneficia. Es inaceptable que un simple presidente de una pobretona región hable contra el. Por lo tanto, merece ser encarcelado". Aunque no lo creas, se planteado tal posibilidad.
¿Tanto escándalo genera estas simples declaraciones? Santos ha usado su derecho a opinar. O sea, si te das cuenta, es su opinión. Nadie debe ser encarcelado o enjuiciado por emitir una opinión porque existe -y esta garantizada constitucionalmente- la libertad de expresión y de opinión porque no es ilegal dar un opinión porque el derecho actual nos lo garantiza. Todos podemos opinar sin ningún problema. Este blog generalmente opina y nadie nos puede censurar por motivo alguno. Aquellos que creen lo contrario son unos burros intolerantes.
Si ellos
quieren hallar algún delito en cada palabra de Santos, mejor les invitamos a
revisarlo que menciona la constitución fujimontesinista de 1993 –a pesar que
nos da ardor en los ojos leerla -respecto a la libertad de opinión:
ARTICULO
2
“Toda
persona tiene derecho”:
Inciso
3: “[…]. No hay persecución por razón de ideas o creencias. No hay delito de
opinión [...].”
Inciso
4: “A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del
pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la imagen por cualquier medio
de comunicación social sin previa autorización ni censura ni impedimento alguno
bajo las responsabilidades de ley. […].”
Casi
parece que estuviéramos dando peroratas como alguien lo pretendió hacer con
bastante esfuerzo mental hacia este blog.
Es legitimo reclamar, salir a las calles cuando un gobernante te falla. Cuando Ollanta Humala fue candidato presidencial prometió la mentada "Gran transformación" que implicaba cambios estructurales en la economía mal distribuida del país, mayor presencia del Estado y reformas en el mismo. Pero hasta la fecha no hay nada de nada. Solo se esfuerza en que el crecimiento económico chorree mas a los ricos y de migajas a los trabajadores. ¿Continuismo? Claro pues.
Increíblemente ahora usa términos propios de la prensa derechista, que lo destrozo en las justas electorales de 2006 y 2011, como "extremistas". Después de quedarse calladito ante los problemas sociales, le respondio a Santos cuando inauguraba obras en el distrito del cono sur limeño de Villa Maria del Triunfo.
“La Gran Transformación la vamos a hacer así les guste o no a los extremistas. La cumpliremos de manera firme sin sobresaltos, sin miedo, sin violencia, sino unidos, trabajando juntos, trabajando por el pueblo no interpretando lo que quiere el pueblo, porque ya tenemos muchos interlocutores por el pueblo”. -Que duras palabras ¿no? Prosiguió: “Todos hablan por el pueblo y hace 20 años están así y todos se rasgan las vestiduras por el pueblo, ¿y dónde están las vestiduras del pueblo?” Créelo, el ha sufrido una gran transformación.
Sin embargo, a pesar que brego contra una prensa ramplona defensora de los intereses de los grandes grupos económicos, se ha aliado con ellos, y lamentablemente somos testigos indignados de su inesperada conversión. Vale la pena rememorar las célebres palabras de Nicomedes de Santa Cruz: “¡Como has cambiado pelona!”
Ahora se atreve a llamar al pueblo que se manifiesta en las calles –acuñando el término despectivo de los medios- como “extremistas”. En los tiempos de Fujimori a los mismos se les decía “comunistas”. Parece que Humala no se da cuenta que está repitiendo una historia similar.
“Recordar es volver a vivir”, reza una máxima popular. Es probable que si le hiciéramos acordar al primer mandatario las veces que utilizo la “propuesta Santos”, lo negaría como el apóstol Pedro.
La mayoría de los peruanos sufren de una perniciosa amnesia colectiva. Por eso menosprecian la actitud de Santos. No atienden a que él es solamente un canal que recepcionalos reclamos de la población cajamarquina harta de los atropellos perpetrados por Yanacocha. Recuerda que contaminaron con mercurio su agua potable.
Remontémonos al año 2000 porque en los primeros años de la Dictadura de Fujimori nadie se atrevía a decir “Saquen a ese chino”. No, de ninguna manera. Pero en ese año turbulento un furibundo candidato presidencial a quien le habían robado la elección por un fraude fríamente calculado, salió a las calles apoyado por las personas y colectivoshastiadas de los constantes actitudes autocráticas de un régimen dictatorial.
Alejandro Toledo la tenía bien clara: sacar a ese dictador y su gavilla de corruptosde Palacio. La oposición solo pedía vacarlo por incapacidad moral, pero el objetivo de Toledo era tumbarlo.Por eso el régimen cleptocrata –tras varias campañas desprestigiadorasemitidas en los medios comprados- respondió acusándolo por la muerte de seis trabajadores del Banco de la Nación cuando se realizaba la Marcha de los Cuatro Suyos que convoco. Al final se supo que todo era un siniestro plan para echarlo y condenarlo a prisión.
Cayó la Dictadura y en 2001 Toledo llego a ponerse la banda presidencial. Pero la luna de miel fue brevísima. Como no cumplió sus compromisos, la gente tomo las calles. Ante la coyuntura, algunos políticos de oposición plantearon vacarlo. Pero el político más astuto fue, sin duda, Alan Garcia, quien también pidió vacancia y adelanto de elecciones. Incluso participo en un paro de 2004 al lado de los sindicatos y las personas descontentas. Casi se lograba la meta, pero no se pusieron de acuerdo.
Finalmente, le tocó el turno a Ollanta Humala, quien pidió la vacancia detres presidentes. ¿¿¿Qué??? Si, a dos presidentes. Primero a Fujimori. En la etapa final de la Dictadura –con un Montesinos prófugo y un Fujimori nervioso- se levantó militarmente en Locumba el 29 de octubre. ¿Cuál era su objetivo? Que renuncie Fujimori. Si bien su alzamiento tuvo aceptación por parte de la ciudadanía, el y su hermano Antauro fueron procesados en los tribunales por por rebelión, sedición e insulto al superior. Luego fue con Toledo. A pesar que era un servidor público –agregado militar en Seul, Corea del Sur-, apoyo el levantamiento de su hermano Antauro en Andahuaylas mediante un pronunciamiento. Esto fue en 2005. Además, no olvidemos ese pasquín fundamentalista del etnocacerismo llamado Ollanta que promovía la vacancia y demandaba que fuera sacado por “vendepatria”.
Tentó la presidencia en 2006, pero fracaso en la segunda vuelta debido a una asquerosa campaña mediática. Gano la justa el aprista Alan Garcia, y el excomandante se convirtió en líder de una nueva oposición, sin embargo, no obtuvo tanta relevancia como si lo tiene hoy Marco Arana ni estuvo en constante actividad como Santos. Cuando acaeció la trágica batahola en Bagua, exigió que el presidente Garcia sea vacado y abandone el cargo. Checa el vídeo:
Una perlita en caso andas desmemoriado: Humala no era el centro de la prensa neoliberal a menos que sus casos judiciales –Madre Mía- y alguna que otra manifestación popular como, por ejemplo, la Cumbre de los pueblos y, ¡efectivamente! El reloj costoso que ostentaba venturoso en las ruedas de prensa y entrevista. Bajo tales requisitos iba a portada central.
Ahora que vemos con mayor transparencia el pasado, atisbamos que Humala hizo ejercicio de una mera pose política para conquistar las esperanzas de las pobres regiones hastiadas de la ausencia del Estado.
Realmente el Perú el es país de las maravillas. Apenas Santos pregono su propuesta, las principales autoridades del Estado se inquietaron profundamente. El presidente del Congreso Daniel Abugattas imploro al Fiscal de la Nacion Jose Pelaez que le interponga una denuncia a Santos por rebelión. Este responde afirmativamente que se hará según manda usted. Luego el presidente del Tribunal Constitucional Ernesto Alvarez reacciona con la carta magna de 1993 en la mano que protegerá la democracia y que la “propuesta Santos” es ilegal. Se les suman las voces de los congresistas de todas las bancadas que arengan el neoliberalismo imperante y la prensa de estercolero que resuena la postura de los grandes económicos.
Estamos asombrados ante tanto despliegue de las autoridades por la diabólica “propuesta Santos”. Una cruzada inusual por el bien del estado de derecho. No. No podemos permitir que un agitador extremista subvierta el orden. Ni en broma. Total, hay que defender con puños la democracia que nos costó mucho recuperar. Queremos vivir en un país en el que nadie incendie la pradera. Todo debe permanecer igual. Empero, nunca oses cuestionar al sistema ni a sus fantoches.
Delincuencia, narcoterrorismo, desnutrición, violencia, informalidad e injusticia son los males que aquejan a la sociedad peruana y no se ve un preocupación similar como la que ha generado la “propuesta Santos”. Bueno, en caso de problemas para ellos es fácil resolverlo. Solo llaman al policía de mayor rango y emprenden una búsqueda rápida de los delincuentes en caso sean víctimas de un robo o secuestro.
Asimismo, solo funcionan genuinamente cuando el status quo neoliberal está en peligro de ser herido. ¿Qué esperas? Anda protege al sistema. Bye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario